martes, 11 de marzo de 2014

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

El documental que hemos visto, titulado "Comprar, tirar, comprar" me ha parecido muy interesante, y totalmente merecedor de todos los premios que ha recibido. El objetivo del reportaje era dar a conocer el significado del termino de obsolescencia programada. Para ello ha explicado, resumidamente, su historia, y en él han participado expertos que estaban tanto a favor como en contra. La obsolescencia programada es uno de los grandes inventos del capitalismo, un sistema basado principalmente en la obtención de capital. Se remonta a principios del siglo XX y se sigue dando hay en día, en la mayoría de productos que compramos, desde un móvil de teléfono hasta una bombilla. Este método de fabricación de productos consiste en la programación del fin de la vida útil de un producto, de manera que deje de funcionar tras un tiempo calculado, de antemano, por el fabricante. El fin de la obsolescencia programada es, como se reitera en numerosas ocasiones durante el documental, hacer del consumidor una persona insatisfecha con lo que tiene, y de sustituir el producto por otro más moderno, un poco antes de lo necesario. Los empresarios que están a favor, mantienen que si fabricasen productos mejores y mas duraderos obtendrían muchos menos beneficios, pues la gente no necesitaría comprar el mismo producto una y otra vez. En mi opinión, la obsolescencia programada es un sistema insostenible, porque parte de la idea fabricar y consumir en masa, cuando los recursos del planeta no son infinitos. Por lo tanto, significa no pan, sino jamón de pata negra para hoy, y hambre para mañana. Por otro lado, no sólo hay que tener en cuenta el impacto medioambiental, sino las consecuencias que este método produce en la sociedad. La compra constante de nuevos productos ha acabado produciendo una enfermedad en la sociedad, una depresión en la mayoría de las personas por no tener lo más novedoso. Ha acabado manipulando la vida de las personas y haciéndolas esclavas de las normas del mercado. Finalmente, también hay que tener en cuenta que en aquellos países en los que las personas no se pueden permitir comprar a ritmo que lo hacen los habitantes del mundo occidental, están sufriendo las peores consecuencias de la obsolescencia programada. Por ejemplo, África, como se puede observar claramente en el documental, se ha convertido en el estercolero del mundo. Las sobras de otros países, que no son pocas, se llevan a los países pobres, con la excusa de que allí podrán reutilizarlas, y cuando, en realidad, la mayoría de productos no funcionan y no se pueden volver a usar. Aun así, pensar que las personas de las zonas más empobrecidas (cabe mencionar que no por culpa de ellos mismos)se deberían quedar con lo que otros no quieren, es pensar que son personas de segunda clase, y que a lo más que aspiran es a tener un ordenador de los años 80 y estropeado, que el "bueno" del rico le ha dado por caridad. En conclusión, estoy totalmente en contra de la obsolescencia programada. Si las cosas que compramos durasen más, seríamos más felices, habría mayor igualdad de oportunidades para todo el mundo, y no viviríamos en un planeta que se está consumiendo a una velocidad vertiginosa.