jueves, 19 de septiembre de 2013

La realidad en el Cuerno de África Reportaje de 2011

Según la ONU el número de personas amenazadas [por la hambruna] ha llegado a 11 millones, que es como si cada hombre, mujer y niño de Bélgica corriera el riesgo de morir de hambre.
Hay una imagen que capta el degradante horror que azota a millones de personas, es la imagen de las madres que se atan el estómago con un acuerda para amortiguar las punzadas del hambre mientras dan a sus hijos la poca comida que pueden conseguir -una grotesca parodia de las bandas gástricas que se utilizan en Occidente para adelgazar. Puede ser letal: varias mujeres han muerto tras liberar de golpe su estómago [de la presión de la cuerda] cuando han podido conseguir otra vez comida".

El desastre, resultado de una de las peores sequías de los últimos 60 años, ha provocado repetidas malas cosechas y la muerte de un gran número de cabezas de ganado. Cerca de 2.9 millones de personas en Somalia -un tercio de la población- necesitan ayuda humanitaria, y unos 4,5 millones de personas, de una población de 80 millones, están afectados en Etiopía. En Kenia, la potencia económica de la región, unos 3,5 millones de personas corren riesgo de morir de hambre.

El hambre y la desesperación ha llevado a cientos de miles de personas a caminar durante días a través de las tierras áridas hasta los campamentos de Etiopía y Kenya. A las afueras del campo de refugiados de Dadaab, en Kenya, cuerpos sin vida de niños yacen en el camino de arena. En otros casos son los padres los que han perecido en el camino dejando a sus niños vagando solos por el desierto.

La agencia de refugiados de la ONU dice que alrededor del 40% de los niños somalíes que llegan a Dadaab están desnutridos. Cada día, más de 1.400 llegan a este extenso complejo lleno de chabolas improvisadas con palos y toldos en el que viven más de 440.000 personas dentro y alrededor de un campamento construido inicialmente para 90.000 personas.

Según organismos miembros del Comité de Emergencia para Desastres, los casos de violación y de otros ataques violentos contra mujeres se han duplicado entre los refugiados. El momento más peligroso para los refugiados es cuando están en movimiento. Las mujeres y las niñas están especialmente expuestas a ser víctimas de violaciones, secuestros, enfermedades e incluso a ser asesinadas en el viaje. Muchas mujeres se echan al camino con sus hijos dejando detrás a sus maridos y pueden caminar durante semanas en busca de comida y seguridad.

En Etiopía los somalíes que huyen de la sequía y del recrudecimiento de los combates han ido llegando a un ritmo de más de 1.700 al día. La tasa de mortalidad general en los campamentos de Etiopía es de siete personas por cada 10.000 al día, cuando en una crisis lo normal es una tasa de dos fallecimientos al día. Al hambre se le unen las enfermedades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que existe un alto riesgo de propagación de enfermedades infecciosas, especialmente la poliomielitis, el cólera y el sarampión.

Cinco millones de personas están expuestas al cólera en Etiopía, donde las condiciones de hacinamiento e insalubridad han desatado una crisis de diarrea acuosa aguda. El cólera, una infección intestinal aguda, puede conducir rápidamente a la deshidratación severa y a la muerte si no se administra un tratamiento con prontitud. Cerca de 9 millones de personas corren riesgo de contraer malaria. También hay sarampión, que amenaza a dos millones de niños etíopes, para quienes la enfermedad puede resultar fatal. Existen 17.584 casos de sarampión y de 114 muertes durante el primer semestre del año. También ha estallado en los campos de Kenia, con 462 casos confirmados, incluidas 11 fallecimientos.


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